Entradas

Mostrando entradas de 2007

'Vive Dieau, Saint Amour'

Imagen

El caballero de la cruz paté

Imagen
1 La noche del 13 de julio de 1187, un joven caballero se deslizó, aún a riesgo de despeñarse, por la muralla oeste de Jerusalén, la Ciudad Santa. Junto a una de las torres, amparado por la oscuridad, un sargento disfrazado de guerrero musulmán, aguardaba vigilante con dos caballos fuertemente sujetos de las bridas. Para amortiguar el sonido de los cascos, evitando así alertar a los centinelas enemigos, el sargento había tomado la precaución de forrarlos con trapos. No muy lejos de allí, miles de hogueras delataban la presencia del formidable ejército musulmán que había puesto sitio a la ciudad. Echando un último vistazo a Jesuralén -el joven caballero, emocionado, no pudo contener las lágrimas- los prófugos pusieron rumbo a la costa, donde les esperaba un barco que había de trasladarles al puerto francés de La Rochelle, una de las bases marítimas más importantes de la Orden del Temple. Una vez allí, como constaba en el manuscrito firmado de puño y letra por el Gran Maestre, los herman

El Monasterio de las Ánimas

Imagen
1 Había niebla aquella mañana, siendo más persistente en lo alto del monte y en la ribera del cercano río, cuando fray Benito salió del monasterio portanto en las manos sendos cubos de madera. La primavera se retrasaba, y a juzgar por el color gris ceniza del cielo, el fraile supuso que no tardaría mucho tiempo en comenzar a llover, toda vez que las nubes parecían incapaces de retener por más tiempo la gran cantidad de agua que portaban en su interior. Era un hecho puntual y constatado, que siempre que observaba las nubes y preveía la proximidad de la tormenta, fray Benito se persignaba de inmediato, experimentando en su interior la curiosa sensación de que algo -por lo general extraño, misterioso y transcendente- estaba a punto de suceder. Resultaba desconcertante, desde luego, pero según recordaba, su vida se había desarrollado siempre por unos derroteros tan inesperadamente infrecuentes, que fray Benito hacía tiempo que había llegado a la conclusión de que no era otro, sino el mismí

El niño del Santo Cáliz

Imagen
1 Ocurrió en la ciudad de Soria, hace tanto tiempo, que cuando la escuché, sentado sobre las escalinatas que dan acceso a la ermita de San Saturio, pensé que aquél afable anciano me estaba contando un cuento. Recuerdo la mañana, plácida, como hacía años que no recordaba otra y también el pensamiento que acudió a mi mente, posiblemente al mismo tiempo que la pluma de un ave pasó planeando entre los dos hasta posarse suavemente en el suelo, a mis pies, haciéndome sentir, por un momento, un entrañable tonto como Forrest Gump. En efecto, antes de que el viejo comenzara a contarme la historia, pensé que la primavera -coqueta en el fondo, como toda mujer que se precie- se había vestido de gala para enamorar al verano que, aunque a regañadientes -no en vano, el cambio climático se adivinaba cada día más cercano, como un fantasma preparándose para espantar el orden natural de las estaciones-, ya comenzaba a dar señales de despertar. Por alguna razón que desconozco, y que más tarde olvidé pregu