Llanes: ¿marinera y templaria?. La Capilla de Santa María Magdalena



‘La Salea era en Llanes una especie de procesión marinera por los días de Santa Ana, Santa María Magdalena o en ocasión de algún señalado acontecimiento. Las embarcaciones ornadas con guirnaldas y gallardetes, cintas y flores se paseaban a remo por el puerto hasta salir al mar, repletas de gente bulliciosa y cantarina. No tenían fecha fija y su realización dependía del calendario de las mareas’ (1).

A unos cien metros, aproximadamente de la Colegiata y transversal a esa calle Mayor que desemboca en la plaza de Santa Ana, se localiza una sencilla capilla, cuya historia se remonta a los siglos XII a XIII, en los que es probable que el Temple estuviera instalado en la ciudad, desempeñando no sólo labores defensivas, sino también hospitalarias hacia los peregrinos que arribaban a este puerto, para cumplir sus votos con el Apóstol Santiago.
Como en el caso de la Santa Madre, la plaza que alberga la capilla, hace honor al nombre de la Magdalena –figura también indiscutiblemente asociada a la vida de Jesús- la cuál, junto a Santa Eulalia de Mérida, goza de una profunda devoción entre el pueblo astur. De hecho, no es difícil localizarla en lugares tan emblemáticos, como el célebre Monsacro, en cuya romería, que se celebra coincidiendo con la festividad de Santiago Apóstol (2), son significativas algunas coplillas, que dicen lo siguiente:

La Cuesta de la Llovera
tengo de subirla garbosa,
para ver la reliquia
de la Magdalena hermosa.

Si vas a la Magdalena
cuando vuelvas tráeme un cardo,
a ti te sirve de alivio
y a mí me das un regalo.

El cardo, símbolo solar, asociado también a la figura de la Magdalena, pertenece a una extraña variedad, que parece ser, sólo se localiza en la cumbre del Monsacro, y se caracteriza por el hermoso color azul de su flor. La coplilla no es banal, pues es muy apreciada por las propiedades terapéuticas que posee. En cuanto a la reliquia que menciona la primera coplilla, he aquí, desde luego, todo un enigma (3).
La capilla es de planta rectangular, y como he dicho, muy sencilla. Detrás del altar, y en un retablo de madera, no menos sencillo, se localizan tres figuras: la principal y enlutada, que parece corresponder a la figura de María Magdalena, escoltada a ambos lados por San Sebastián y posiblemente, San Martín de Tours. Antes del altar, y delante de la primera fila de bancos, se advierte, de color dorado, una cruz procesional que, es presumible que sea aquélla que encabezara la referida procesión de la Salea. En la puerta de acceso a la capilla, de madera y relativamente moderna, se aprecia una cruz de brazos florenzados, muy similar a aquélla otra que caracteriza al Santo Cristo románico de Torres del Río. De la zona del ábside, y ya en el exterior, unos escalones desembocan en el puerto.
No deja de ser suspicaz la cuestión, lo reconozco, pero me pregunto si quizás, ésta antiquisima tradición de la Salea tiene alguna relación con aquélla otra tradición, localizada en tierra franca, de las Santas Marías de la Mar, en cuyo santuario se supone que estuvo sepultado el cuerpo de María Magdalena, figura evangelizadora, después de la muerte de Jesús, que contó con una devoción incondicional entre los pueblos galos.
Sea como sea, sin ornamentos, sin ostentación ni símbolos, bien que podría decirse que el origen de ésta humilde Capilla constituye, por sí mismo, todo un fascinante enigma.


(1) Elviro Martínez: ‘Costumbres asturianas’, Editorial Everest, S.A., 1985, página 191.
(2) La ermita de planta octogonal, que se encuentra también en la cima del Monsacro, a unos doscientos metros de la ermita de la Magdalena, estuvo en un principio consagrada a la Virgen del Monsacro. Por lo tanto, se puede decir que su consagración a la figura del Apóstol Santiago, es relativamente tardía, volviendo a coincidir la figura de la Madre y ¿sería muy atrevido decir esposa?.
(3) En efecto, si bien en el denominado pozo de Santo Toribio, que se localiza en el suelo, al lado del altar de la ermita de planta octogonal de Santiago, cuenta la tradición que se ocultó el Arca con las Santas Reliquias traídas por éste de Jerusalén y puestas a salvo de la avidez sarracena, por Don Pelayo. Y dentro de las numerosas reliquias que, al parecer contenía –incluida leche de la propia Virgen- parece ser que había algunos cabellos con los que María Magdalena le había secado los pies a Cristo. Pero cuando Alfonso II el Casto, mandó trasladar el Arca de las Reliquias a la catedral de Oviedo, no se hace mención de que alguna se quedara en el camino y sirviera de veneración a los fieles. ¿De dónde, entonces, el origen de la copla?. Es cierto, que existe una talla muy antigua, de madera, que representa a la Magdalena, pero no puede ser reconocida como una reliquia. De hecho, la mayor parte de su deterioro se debe a que hace años fue robada y localizada precisamente aquí, en Llanes. Los ladrones, al verse descubiertos, intentaron deshacerse de ella quemándola. Actualmente se encuentra colgada en la pared norte de la ermita que lleva su nombre en el Monsacro.





Comentarios

KALMA ha dicho que…
Hola Juan Carlos!
Me temo que no puedo contestar tú pregunta con certeza tras leerte, sabes, hemos ido varias veces a Llanes y siempre la he visto marinera y naturalmente ¡Salvaje! Darte una vuelta y contemplar "los bufones de la pria" es una maravilla y las fiestas de Llanes, ni te cuento ¡No tengo palabras! (lo mismo me pongo en situación y se traban de la rica sidra) pero nunca me había planteado más, ni siquiera localizo la capilla de María Magdalena, si es que una va a Asturias y se deja llevar por sus conocidos y sus buenas influencias, ahora, a la que vuelva, tengo que verla, incluso, cantarle su copla.
Una gran descripción y unas buenas imágenes.
Un besote.
juancar347 ha dicho que…
Hola, bruja

En realidad, son cuestiones demasiado peliagudas y no dejan de ser hipotéticas. Aunque no te lo creas, yo me enteré de la existencia de esta Capilla, paseando por las calles del casco antiguo de Llanes. Y realmente, me llamó mucho la atención. Las sidrerías, como bien dices, no son ajenas ni a la plaza donde se ubica la capilla, ni tampoco en las proximidades, formando parte de esa calle Mayor, y el paseo de San Antón, todo muy significativo. Además, la sidra, como el vino, han sido consideradas siempre 'bebidas sagradas', similares, en esencia, a ese 'soma' de las tradiciones orientales. Todo simbólico, desde luego, pero son detallitos que están ahí y de los que se menciona poco, pues casi todo el mundo se siente atraído por la portada de la Colegiata y su famoso 'templario con la tau'. Un abrazo

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