San Pedro da Mezquita: suspicacias y probabilidades (Primera Parte)



'Las Leyes de la Vida dicen: "busca y encontrarás"'.
[T. Lobsang Rampa (1)]

Generalmente, cuando la documentación histórica brilla por su ausencia, o en su defecto, simplemente escasea y resulta, además, insuficiente, se hace necesario recurrir a la tradición popular -tan denostada hoy en día por historiadores e investigadores, aunque no ocurría lo mismo en épocas pretéritas, cuando se intentaba hacer una Historia general de España lo más aproximada posible, aprovechando hasta el último resquicio de información-, a la similitud en los detalles e incluso a las coincidencias entre unos y otros, para elaborar, en base a la probabilidad, hipótesis de trabajo que no dejan de ser, en el fondo, sino meras suspicacias con posibilidades de veracidad. En base a ello, se podría relacionar, sin perder por un instante la coherencia -e incluso admitir el error, si fuera necesario- esta interesante iglesia de San Pedro, situada en el pueblecito orensano de A Mezquita, en A Merca, con esa orden religioso-militar -parida para ser maldita, según escribieran Vignati y Peralta (2), allá por 1975- de los caballeros templarios.
Por otra parte, también es cierto que algunas fuentes (3) mencionan que los templarios se establecieron aquí, en el siglo XII, a instancias del rey Alfonso VII, pues no hemos de olvidar, ni por un momento, el detalle de que hablamos no sólo de Camino de Santiago, sino también de un lugar sin duda estratégico, considerado no sólo como puerta de Castilla, sino también, puerta y frontera con Portugal, en cuya época, éstos apenas habían conseguido su independencia, manteniéndose a duras penas tranquilos detrás de sus fronteras, cuando menos hasta el denominado Pacto de los Tres Reyes o de los Tres Reinos, acaecido en tiempos del rey Alfonso III de Portugal (1210-1279).
Previamente establecidos en Zamora, surge también el interesante detalle de las similitudes, tanto fonéticas como estilistas que se localizan entre algunos templos zamoranos y entre otros templos y lugares de aquí, de la provincia de Orense. Detalle, que puede indicar una estrecha relación, independientemente de que ésta tenga o no que ver con la Orden del Temple, cuya presencia, según admiten muchos historiadores, no fue tan extensa o apreciable, aquí en Galicia, como la de otras órdenes militares, entre ellas, la del Hospital de San Juan de Jerusalén. De ello, no obstante, se puede poner algún interesante ejemplo que, después de todo, nos anime a especular con cierto sentido. En Allariz, sin ir más lejos, aún sobreviven elementos románicos que señalan una importancia relativa en el pasado. Uno de los templos más antiguos, sería el de San Pedro, de cuya originalidad románica tan sólo queda la portada sur. Una portada, que muestra algunas similitudes con la iglesia zamorana de Santa María de la Horta, siendo la más destacable, probablemente aquél capitel en cuestión, que representa a sendos lobos –o quizás dragones- devorando a una figura humana, simbolismo, hasta cierto punto común en algunas iglesias orensanas, que señalaría, de paso, la acción de un determinado gremio de canteros y la posibilidad de un mensaje específico. Además, esta iglesia de San Pedro, se localiza, casualmente, en la calle de la Horta. Como Santa María del Horts, era, así mismo, la primitiva denominación de la que fuera iglesia templaria de Puente la Reina, hoy día denominada del Crucifijo, en clara referencia a su Cristo, de origen renano, crucificado sobre una cruz con forma de pata de oca o runa de la Vida.
Pero quizás la conexión más notable entre el Temple, Zamora y Orense, sea aquélla relacionada con el Agnus Dei, símbolo por el que el Temple sentía una especial predilección, de cuya presencia y relación, el gran escritor e historiador Rafael Alarcón Herrera, nos ofreció una detallada exposición en su blog Laberinto Románico, y más concretamente en su entrada Sejas de Sanabria: 'la ‘misa vana de la cabra Suldreira’.
A diferencia de la iglesia de Sejas de Sanabria, la iglesia de San Pedro de A Mezquita cuenta con tres Agnus Dei, de los cuales, dos conllevan un pequeño enigma: su cabeza está girada hacia el norte. Cabe especular, obviamente, el por qué de dicha disposición, y por supuesto, las intenciones del cantero, cuando posiblemente lo más lógico hubiera sido que ambas testas apuntaran, en todo caso, hacia el oeste, siguiendo la dirección marcada en el cielo por esas estrellas que conforman la Osa Mayor –o el Farol, para los navegantes nórdicos- que indicarían en todo momento al peregrino la dirección a seguir en su Ruta Mágica. Es decir, la dirección de Compostela, y aún más allá, la de ese enigmático Finis Terrae, lugar donde muere el sol todos los atardeceres para volver a nacer al día siguiente, renovado, marcando un nuevo ciclo, y lugar, por añadidura, hacia el que señalaban muchas de las grandes civilizaciones, incluida la egipcia, donde situaban aquél simbólico Amenti o Más Allá, reino de los muertos en el que moraban las almas de sus antepasados.



(1) T. Lobsang Rampa: 'La caverna de los antepasados', edición especial para Discolibro de Ediciones Destino, 1973, página 10.
(2) Vignati/Peralta: 'El enigma de los templarios', Editorial A.T.E., noviembre de 1975.
(3) Eligio Rivas Quinta, Asociación Cultural Amigos Vía de la Plata Ourense, Camiño Mozárabe, Boletín Informativo nº5, julio de 2009, página 6.

Comentarios

Alkaest ha dicho que…
Tan interesantes como los "carneros" y dignas de ser estudiadas, resultan las cruces que coronan el lomo de tales animales galaicos.
Pocas son las que sobreviven intactas, pues la mayoría han perdido parte de su estructura. Pero en un gran número resultan ser cruces de carácter céltico.
¿Por qué en estas tierras, por qué en el románico?
Algo tendrá que ver el recuerdo de los viejos dioses... y su carácter de amuletos protectores.

Salud y fraternidad.
juancar347 ha dicho que…
En efecto, esas cruces merecen un oportuno interés. No todas conservan esa referencia céltica, pero todavía quedan algunas que, curiosamente, están situadas en iglesias de las que se 'sabe' o se sospecha que pudieron ser de 'ellos'. Te diré, a este respecto, que tienes otro, exactamente calcado, en la también iglesia de San Pedro (a la que posteriormente, se le añadió el convento de San Francisco) de Lugo, situada muy cerca de la capital. De la presencia de los antiguos dioses celtas, quizás uno de los ejemplos más sobresalientes y que sin duda conoces, sea ese espectacular 'Hombre Verde' pintado en la cabecera (ni más ni menos) de la iglesia de San Salvador, en Vilar de Donas. Sea como sea, no deja de ser cierto que, aunque no lo parezca, el mundo celta sigue estando muy presente en el alma de Galicia.
Un abrazo
juancar347 ha dicho que…
Perdón, sobre la iglesia de San Pedro, de Lugo, quería decir situada muy cerca de la catedral, no de la capital, puesto que en pleno centro de la capital está. Lapsus de entusiasmo...

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