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Mostrando entradas de marzo, 2014

Vírgenes Negras de Madrid: la Virgen de Atocha

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T enemos en ésta sorprendente Virgen de Atocha, posiblemente la imagen mariana no sólo más antigua de Madrid –a falta de la Virgen de la Almudena, cuyo original se perdió irremediablemente-, sino también, con toda probabilidad, una de las más antiguas de toda la Península, siendo una de las primeras referencias conocidas sobre ella, la que en el siglo VII realizó el por entonces arzobispo de Toledo: San Ildefonso. Como en el caso de la Virgen de la Almudena, también su curioso nombre se presta a multitud de sugerencias e interpretaciones, aunque se tiende a aceptar, como norma generalizada, aquélla que la hace derivar del atochar donde fue encontrada, siendo ésta, la atocha, una planta similar al esparto que, según parece, crecía abundantemente en la antigua Magerit . Pero en realidad, resulta enormemente significativo, el detalle de que en algunas fuentes documentales, se la denomina como Nuestra Señora de Antioquía –nombre derivado, según algunas interpretaciones, de la palabra

Vírgenes Negras de Madrid: la Virgen de la Almudena

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C omo ocurre con la mayoría de imágenes de esta naturaleza, la historia y la leyenda se funden a la hora de explicar los detalles relativos a sus orígenes y descubrimiento. De tal forma que, con relación a la Virgen de la Almudena, se suele admitir la vox populi –que, nos guste o no, siempre suele tener algo de verdad en el fondo, sea éste poco o muy profundo-, que fue escondida por los cristianos en el año 711, para que no fuera encontrada y profanada por los invasores árabes, cuya conquista de la Península Ibérica resultaba inexorable, una vez destrozado el ejército visigodo del rey Don Rodrigo, en la batalla de infausto recuerdo, que lleva el nombre del río en cuyas aguas se libró: el Guadalete. Si bien este detalle, no deja de tener una similitud amparada en la lógica –no olvidemos, que hablamos de una época en la que se forjaron numerosas leyendas en relación a los tesoros puestos a buen recaudo, entre los que no sólo se habla de la fabulosa Tabla o Mesa de Salomón, sino tamb