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Mostrando entradas de 2015

Ribadavia: ¿un sepulcro templario en la iglesia de Santiago?

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D e la presencia sanjuanista en Ribadavia, así como en otras antiguas e importantes poblaciones de Galicia, muchas de las cuales, conservan todavía buena parte de su medieval encanto y esplendor, parece ser que no existe margen para la duda, como demuestra, entre otras, la documentada iglesia de San Juan, que aunque pasaremos de largo en la presente entrada, conviene decir, no obstante, que conserva, en su originalidad románica, numerosos elementos de interés, cuya rica simbología, daría margen más que suficiente para un interesante estudio aparte. Su situación, así como la situación de otras dos iglesias dedicadas a relevantes figuras, como María Magdalena y Santiago, conformarían, metafóricamente hablando, por supuesto, las tres torres, bastiones o baluartes que se alzaban alrededor de un casco antiguo, en el que parece evidente la presencia, además –y éste es un dato interesante a tener en cuenta-, de un importante núcleo habitacional y cultural: el judío. Si la iglesia de la M

El Santo Sudario de la Catedral de Oviedo

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F ascinante, pero también escurridizo y definitivamente controvertido, el tema de las santas reliquias no sólo conlleva un importante movimiento espiritual y cultual, sino que además ha generado, a lo largo de la historia, un efecto sociológico de primera magnitud, despertando las acciones más elevadas pero también los más bajos instintos, hasta el punto de generar lucrativos mercados que, aunque teóricamente prohibidos y en algunos casos severamente castigados, han proporcionado a la Iglesia pingües beneficios. Inevitable resulta, así mismo, que todas estas preciadas reliquias repartidas entre toda la cristiandad, dieran lugar a profundos mitos y a las más variadas y fantásticas leyendas, pues como bien ha dicho más de un investigador, si se reunieran todas las reliquias que según las distintas tradiciones pertenecieron fidedignamente a tal o cual santo, o a tal o cual objeto, no debería sorprendernos que fueran sobradamente suficientes como para reconstituir varias veces, si no e

La Cámara Santa de la Catedral de Oviedo y las reliquias del Monsacro

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P oseedoras de un determinante halo de leyenda y de misterio, las reliquias que se custodian en la Cámara Santa de la catedral de San Salvador de Oviedo, atraen, al cabo de los siglos, a una multitud de personas, de todo tipo y condición, raza y creencias religiosas, que no sólo se dejan llevar por la fascinación añadida a unos objetos portadores de una estética rica en materiales y genuinamente artesana en elaboración, sino en la que aprecian, sobre todo, una parte importante, o cuando menos esencialmente significativa, de una cosmogonía cultual, que todavía se mantiene vigente al cabo de dos mil años, y que hemos de remontar a los primeros tiempos del Cristianismo y a sus principales protagonistas, conformado un auténtico compendio de historia, mitos, ritos y leyendas en los que, de forma más o menos directa, estuvieron implicados los más grandes buscadores y custodios de reliquias de la Edad Media: los caballeros templarios. Partiendo de esta base, aunque sin desdeñar el cariz m

El Salvador y la Magdalena

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N o deja de ser un hecho cierto, independientemente de estar poco o nada documentado, que a la siempre carismática Orden del Temple se la ha asociado, no sólo con poseer lo más granado de las reliquias santas que motivaron que la Cristiandad -entre otros motivos políticos y económicos, más acordes a las ambiciones expansionistas de Papas y Reyes- se movilizara para la recuperación de los Santos Lugares, sino también, de ser los poseedores de secretos lo suficientemente importantes sobre los orígenes del Cristianismo, que de revelarse, harían temblar los cimientos de la Iglesia, y que, de hecho, unido a cuestiones como un poder poco menos que absoluto y un exceso de secretismo sobre su constitución y actividades de puertas para adentro, constituyó otro de los alicientes que jugaron en su contra,siendo profusamente utilizados en su caída. Antes de examinar los tesoros sacros contenidos en la Cámara Santa de ésta magnífica catedral de San Salvador de Oviedo -tesoros, que hipotéticamen

San Vicente del Valle: iglesia visigoda de la Asunción

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S eguir las huellas de lo que algunos entrañables investigadores, como el amigo fallecido, Xavier Musquera, definía como la aventura de los templarios en España, no deja de ser siempre una auténtica invitación a la aventura. Y la hace, cuando menos más interesante y significativa, si este seguimiento se desarrolla por uno de los lugares más fascinantes, simbólicos y misteriosos de la vieja, viejisima Castilla: la Sierra de la Demanda. O mejor dicho: la Sierra de la Demanda del Santo Grial. Cierto es, por otra parte, que pocas huellas de dicha presencia encontrará aquél que, siguiendo el método tomasiano por antonomasia, pretenda sentar cátedra en base a esa documentación históricamente escrita que, como ocurre con otros muchos lugares de nuestra vieja piel de toro, brilla, sí, pero precisamente por su ausencia. En este sentido, creo que es buen momento para que el lector de lo estricta y documentalmente correcto, utilice de nuevo el cursor de su ordenador y busque otra página más a

Sasamón: una puerta a las estrellas

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T al vez sea oportuno, en vísperas de la noche más mágica del año -aquella que determina el solsticio de verano y en la que Jano, el dios bifronte, libera, a través de la Jauna Coeli , toda una variada gama de espeluznantes exquisiteces que durante generaciones han formado una parte más o menos activa y esencial de los grandes mitos de la memoria colectiva de los pueblos-, echar mano de los recuerdos y volviendo la vista atrás, hacia esas infinitas llanadas castellanas, hacer que la imaginación, amigo lector, te transporte, desde donde quiera que estés cómodamente sentado frente a la pantalla de tu ordenador, hacia un lugar cuyo nombre, Sasamón, ya debería ponerte sobreaviso -seas o no persona dada a dejarte encandilar por el fatal atractivo de la mitología-, llevándote sutilmente hacia ese curioso mundo de los aforismos de índole extrapeninsular, que forman parte de esas raíces protohistóricas a las que, generalmente, la historiografía oficial prefiere obviar, temerosa, qué duda c

Los templarios de Moraime

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A una distancia de poco más de tres kilómetros de Muxía, a cuyo municipio, de hecho, pertenece, se encuentra un magnífico templo, que conoce bien todo peregrino que, habiendo decidido continuar su andadura hacia ese misterioso y emblemático Finis Terrae , deja atrás la magnificencia del antiguo Campus Stellae , la catedral y la tumba del Apóstol: San Xulián de Moraime. Si bien, los efectos de la erosión parece que se hacen mucho más acusados por su situación de cercanía al mar que en otros de similar época y características levantados en el interior, las peculiaridades y el simbolismo asociado, hacen de este templo de San Xulián, uno de los más enigmáticos de todo un variopinto conjunto de construcciones sacras que bien podría denominarse –y de hecho, así lo denominan no pocos autores- como el románico gallego del Camino de Santiago . Independientemente de esto, y como en otros muchos casos, existen determinadas fuentes que lo relacionan con la Orden del Temple, sin que, presumibl

Betanzos de los Caballeros, encomienda templaria

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‘Los señores de lugares, fortalezas y vasallos; los compañeros de armas de Alfonso VIII y Jaime el Conquistador; los soldados de las Navas y Valencia del Cid; los que tremolaron el oriflama español en las murallas de Cuenca, en los adarves de Sevilla y en los minaretes de Mallorca; los que extendían su vencedora espada desde Lisboa a Jerusalén…¡Hoy son una sombra perdida en la noche de la eternidad!’ (1) H istóricamente hablando, se sabe con absoluta certeza que esos compañeros de armas de Alfonso VIII y Jaime el Conquistador , entre otros, como tan románticamente los definió Cesáreo Nieto en el Boletín de la Real Academia de la Historia referenciado, hicieron de ésta hermosa villa brigantina un feudo, allá por los albores del siglo XII. De hecho, existe documentación que recoge la permuta realizada en 1251 con el rey Alfonso X el Sabio –recordemos, que ya aparecen los monjes guerreros en su famoso tratado de ajedrez y también el magnífico sepulcro policromado de su hermano, e

El Camino de los Bons Hommes: conferencia de Jesús Ávila Granados en Madrid

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A yer por la tarde, cátaros y templarios volvieron a tremolar sus gloriosas oriflamas -como dirían los cronistas de épocas pasadas, precisamente aquellos que continuando con el noble arte del buen trovar, laboraban concienzudamente para ser provechosos señores de la crónica y de la pluma-, por las calles de una villa y corte, Magerit , que comenzaba a abrir de par en par las puertas de sus terrazas, una vez engalanadas sus calles y avenidas con ese rompimiento de gloria tan recurrido por los pintores románticos, fenómeno en el que parece que la mano de Dios mece suavemente la cuna del sol para que sus rayos repartan sonrisas de oro y plata por el mundo, antes de desaparecer en las lejanas, solitarias y peregrinas costas del Finis Terrae . P or otra parte, y no muy lejos de donde el Madrid nostálgico, nocturno y pagano guiña el ojo a sus antiguos ídolos, como la diosa Cibeles, y a no mucha distancia, tampoco, de esos desaparecidos atochares en los que plugó de aparecerse una inc

El misterio de la bailía templaria de Faro

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S i bien es cierto, que todo cuanto rodea a la historia conocida y aquélla otra, supuestamente oculta y subterránea por conocer, que envuelve a una Orden como la de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón, no deja de ser un apasionante misterio –incluida la opinión de algunos autores reconocidos (1), en cuanto a que estuvo a punto de desaparecer desde sus mismos orígenes, por falta de efectivos, siendo del todo un detalle relevante la incorporación de caballeros cofrades o confreres , que servían en la Orden por un periodo breve, donando la mitad de sus propiedades y pudiendo incluso casarse-, paradójicamente hablando, no deja de ser singular, así mismo, saber que incluso dentro de los relativamente escasos lugares referenciados y de los que existe constancia y documentación, sea tan difícil, no obstante, llegar a determinar la situación y localización precisa de algunos de ellos. Si bien la tradición ha querido que uno de esos peculiares lugares sobre los que se h

El Castelo de Pambre

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U no de los castillos más singulares de la provincia de Lugo, no es otro que este arcano Castelo de Pambre. Una de las particularidades que lo hacen de alguna manera más especial, quizás, que al resto, es la de haber sido el único Castelo que resistió los terribles embites de la revuelta Irmandiña . También resulta un hecho destacable, su cercanía a la senda trazada por el Camino Francés. En efecto, al igual que la magnífica iglesia de San Salvador de Vilar de Donas -en realidad, no es mucha la distancia que lo separa de ella-, el Castelo de Pambre queda fuera del Camino, por una insignificante distancia -como ocurre con Vilar de Donas-, que no supera los cinco kilómetros. Perteneciente al municipio de Palas de Rei, no hay constancia de que fuera alguna vez ocupado por los milites d'Hierusalem -como así se denomina en varios manuscritos a los templarios en Galicia-, aunque sí hay constancia de que éstos anduvieron por estos lares, sabiéndose que tuvieron, cuando menos, una ca